27 de agosto de 2011

Transparencia, reconciliación y bancos


Hoy, la luz de final de verano - la luz de septiembre - gobierna la ciudad. El viento del norte limpia las calles a su paso para que la transparencia acampe entre nosotros. Esponjosas nubes parecen llamarnos y resulta imposible sustraerse a su invocación: miramos su suave deslizarse por un cielo que se aleja pero que aun nos pertenece, aun parece cercano.

Es tanta la ilusión de pertenencia mutua entre uno y el mundo, tanta la ilusión de armonía que fluye entre la hiedra, que puede entenderse a los poetas que hacen de la esperanza en la reconciliación el centro visible o invisible de sus versos.

Sin embargo, a última hora, una notificación del banco quiebra sin margen para la duda la ilusión. No queda más remedio que preguntarse si esos poetas no reciben cartas de sus usureros o si las reciben con otras cifras y palabras inscritas en ellas, pues si las reciben como ésta que está sobre la mesa es que la estupidez es, también, una gran fuente de inspiración poética.

23 de agosto de 2011

Ostentación, lujo y un poco de demagogia


En ocasiones, lo que hoy día es calificado como "demagogia" por gran parte de la intelligentsia mediática, se convierte en un recurso éticamente útil.

Durante varios días, la hambruna del cuerno de África ocupó los titulares de los medios. También, después de un prolongado silencio -por cansino se entiende, por poco novedoso-, las matanzas en Siria. Algo es algo. Estos últimos días la crisis de los mercados volvió a eclipsar ambas "crisis humanitarias" sobre todo la hambruna pero, por lo que uno sabe según "Médicos sin Fronteras", continúa la crítica situación de desnutrición sólo que ya no es tan de "candente actualidad".

Mientras tanto, uno ve en "Callejeros" (Cuatro) un reportaje, parece que del año anterior (una de tantas reemisiones veraniegas), sobre los veranos de lujo en Marbella, en el que se comenta con la mayor de las tranquilidades cómo, en una mañana, un grupo de turistas que celebran algo se han gastado más de 7000 euros en Veuve Cliquot y no precisamente para beber este excelente champán sino, sobre todo, para rociarse con él. Y no es un caso aislado: todo un conglomerado de despilfarros, lujos pornográficos y estupidez le acompañan e incluso lo superan diariamente en esa villa de corte y ostentación.

Es demagogia contraponer ambas situaciones pero alguna relación, compleja, intrincada, que no se reduce a un simple esquema maniqueo, hay entre ambas.

Uno no cree, sinceramente, que los jóvenes que gastaban su dinero a manos llenas en botellas que derramaban sobre las acompañantes no se han ganado ese derecho ni han trabajado más para ello que los chavales que malviven en Somalia. No es pues, parece, una simple cuestión de esfuerzo individual. No será tampoco una cuestión de las propiedades metafísicas o antropológicas de una cultura: no se puede culpabilizar a todo Occidente de lo que sucede en Somalia porque muchos occidentales hacen lo que pueden para combatir este estado de cosas y menos aun se puede achacar la situación a los niños o las mujeres somalíes como si ellos fueran culpables de ser incapaces de dotarse de gobiernos democráticos.

Mas algo hay ahí que está profundamente mal y que tiene debe tener que ver con el modelo socioeconómico hegemónico en el mundo hoy día. Ignorarlo es una profunda mezquindad.

16 de agosto de 2011

El 15M, Miłosz y Warren Buffett


En estos días de calurosas fiestas en el barrio de Gràcia, menudean las conversaciones en torno al 15M uno no sabe si porque es el momento de la reflexión o porque ante la deflación mediática que parece haber seguido a su inflación se ha producido un síndrome que precisa alimento.

Se comenta que si el movimiento ha perdido -ahora según algunos- el norte, que si era un síntoma, que si su función era de vanguardia, que si se ha agotado por no entroncar con la tradición de la izquierda que si bla y bla y bla. Incluso alguno ha llegado a decir que un movimiento que se desinfla en vacaciones es un movimiento conservador ¡porque la lucha no admite vacaciones!

Uno asiente a casi todo manteniendo sus dudas que ya expresó hace meses así como sus esperanzas y piensa que, como en el caso del fin del mundo en el poema de Miłosz, los que esperen ver la agonía de un sistema económico en directo con la parafernalia apocalíptica que se le debe suponer quizás no lo vean jamás.

Escribe Milosz:

"CANCIÓN SOBRE EL FIN DEL MUNDO

El día del fin del mundo
La abeja gira encima de la flor de capuchina
El pescador repara una red brillante.
En el mar los delfines saltan alegres,
Los gorriones jóvenes se agarran del canalón
Y la serpiente tiene piel dorada, como la debe tener.

El día del fin del mundo
Las mujeres cruzan el campo bajo las sombrillas,
Un borracho se duerme a la orilla del césped,
En la calle pregonan los verduleros
Y una lancha con vela amarilla llega a la isla,
El son del violín en el aire persiste
Y abre la noche estrellada.

Y quienes esperaban relámpagos y truenos
Están decepcionados.
Y quienes esperaban señales y trompetas de arcángeles
No creen que esté sucediendo ya.
Mientras el sol y la luna están arriba,
Mientras el abejorro visita a la rosa,
Mientras nacen los niños rosados,
Nadie cree que esté sucediendo ya.

Sólo un viejito cano, que hubiera sido profeta,
Pero no es profeta porque tiene otro quehacer,
Dice amarrando los tallos de tomates:
No habrá otro fin del mundo,
No habrá otro fin del mundo."

Sea como sea, la urgencia de la reforma radical del sistema económico y político imperante en las sociedades occidentales que plantea el 15M sigue extendiéndose. Uno de los puntales de esta reforma, la repartición de la riqueza o, para evitar el susto de algunos bienpensantes que la asimilarín al "igualitarismo camboyano", la "fiscalidad estatal razonable", es sostenida incluso por multimillonarios como Warren Buffett que critican la demencial política impositiva que hace que en la mayor parte de Europa y USA las clases medias tributen más fuertemente que las grandes fortunas:

"Mientras la clase baja y media de EEUU lucha por nosotros en Afganistán y mientras la mayoría de los estadounidenses pelea por llegar a fin de mes, nosotros, los megaricos, continuamos obteniendo ventajas fiscales", ha apuntado Buffet.

En el artículo, recogido en su columna 'El oráculo de Omaha', publicada por el diario 'The New York Times', el exitoso empresario ha planteado que los porcentajes fiscales que se aplican sobre los millonarios deben elevarse para poder contribuir a aliviar las cuentas del Estado en estos momentos de crisis y ha dejado entrever que es injusto que un trabajador de a pie pague más impuestos que un rico. "El año pasado pagué solo el 17,4% en impuestos; un porcentaje inferior al que tuvieron que pagar los 20 empleados de mi oficina, cuyo rango abarcó entre el 33% y el 41%, con una media del 36%", añadió el millonario"

El artículo completo aquí.