5 de diciembre de 2011

El saber ocupa lugar: Cronenberg


Tras el fiasco de El árbol de la vida de Malick uno ha pasado una temporada ocupado en clásicos y películas suministradas por la Comunidad hasta ayer en que pagó religiosamente los ocho euros de rigor para ver Un método peligroso.

Con Cronenberg, como con Lynch, uno ha tenido siempre siempre una cierta prevención. La singularidad de su universo visual y narrativo era en ocasiones gozoso y en otras insoportable como por ejemplo en Inseparables o El almuerzo desnudo. No obstante, desde Crash y las quizás menores pero interesantes Promesas del este o Una historia de violencia cada vez ha podido más su maestría conforme se ha liberado de su simbología excesiva.

Los comentarios de José Angel Barrueco a la película acabaron por disipar cualquier duda. Y lo cierto es que fue una experiencia sumamente agradable que le retrotrajo a uno a aquellos ochenta en los que se pasaba tardes enteras en la Filmoteca entre producciones sesudas que se extendían a través de inacabables tertulias en los bares cercanos una vez acabada la sesión propiamente dicha.

Tan sólo hubo una pega. En el "cine forum" posterior se demostró que el saber ocupa lugar y que el conocimiento de la cotidianidad del asalariado turista de la República de las Letras que ahora soy ocupa el lugar que antes tenía la erudición, la cita y el detalle. No fui capaz de argumentar razonablemente algo que creía recordar muy bien: los motivos ideológicos (desconocía los microhistóricos que, al parecer, muestra la película de Cronenberg) de la discrepancia entre Freud y Jung. Tan sólo pude aducir, como lector devoto del primero, algunas vagas nociones que se escoraron -aprovechando las contraposiciones que muestra Cronenberg entre el burgués acomodado Jung y el burgués pobre Freud, entre el ario Jung y el judío Freud- del lado del vienés como ya hizo uno de joven.

La vida del que no tiene más patrimonio que su fuerza de trabajo es incompatible con la preservación del saber erudito, con la conservación de la Ilustración. Nueva razón para suspirar por el acabamiento de esta opresión...