18 de abril de 2013

Escritores y guerreros

 

Entre esos lugares comunes que cartografían distribuyendo objetos y seres está el que contrapone, desde hace algunas décadas, la poesía a la guerra, los poetas a los militares, la paz a la barbarie, el bien al mal. Como todos los tópicos es aproximativamente útil si, pasado el primer movimiento de orientación en el espacio de posiciones posibles, al aproximarse al detalle l'esprit de géometrie deja paso a l'esprit de finesse. Cuando este gesto acontece, la distinción muestra sus límtes y advierte contra el mecanicismo.

Hace unas semanas, leí con deleite una historia de la I Guerra Mundial y encontré unas palabras de Mustafá Kemal Atatürk, oficial por aquel entonces de las tropas turcas que combatieron en Gallipoli y, posteriormente, máximo dirigente de Turquía, que me sorprendieron al oponerlas al famoso y en cierto modo lamentable, poema de Rupert Brooke, The Soldier que también estaba contenido en el volumen. La comparación le recordó a uno que no es poesía todo lo que reluce.

Rupert Brooke escribía en The Soldier:

"If I should die, think only this of me:
Taht there´s some corner of a foreing field
That is for ever England. There shall be
In that rich earth a richer dust concealed:

Adust whom England bore, shaped, made aware,
Gave, once, her flowers to love, her ways to roam,
A body of England´s, breathing English air,
Washed by the rivers, blest by suns of home.

And think, this heart, all evil shed away,
A pulse in the eternal mind, no less
Give somewhere back the thoughts by England given;

Her sights and sounds; dreams happy as her day;
And laughter, learnt of friends; and gentleness,
In hearts at peace, under an English heave."


("Si yo muero, pensad esto sólo de mí:
que allí donde me entierren habrá un rincón de tierra
extraña, que será para siempre Inglaterra.
El polvo generoso que ha de esconderse allí

el ser debió a Inglaterra que maternal le dio
flores que amar y sendas que recorrer, un día,
y un cuerpo todo suyo, pues de su aire vivía,
lo bañaron sus ríos y su sol lo curtió.

Y pensad que este pecho, de mal purificado,
hará con ritmo eterno, donde muera el soldado,
brotar los pensamientos porque Inglaterra es;

sus campos, sus rumores, ensueños de ventura,
y risas aprendidas de amigos, y ternura
en pechos que atesoran paz, bajo un cielo inglés.")

Kemal Atatürk, por su parte, ordenó inscribir en Gallipoli: "Aquellos héroes que derramaron su sangre y perdieron sus vidas... Ahora descansáis en la tierra de un país amigo, así que descansad en paz. Para nosotros no hay diferencia entre los Johnnies y los Mehmets, descansan juntos aquí, en este país nuestro... Vosotras, las madres que enviasteis a vuestros hijos desde países lejanos, secad vuestras lágrimas. Vuestros hijos descansan ahora en nuestro seno, y están en paz. Tras haber perdido sus vidas en esta tierra, se han convertido también en nuestros hijos".

Puestos, no sale demasiado bien parado el amigo Brooke...