29 de mayo de 2014

"Otro" viaje a Italia (XI): la plaza buscada


22 de julio de 2012. Primera parte.

Día que uno podría decir, al modo literario, reservado a "lo que acontezca", a la caza de lugares bellos, interesantes o curiosos y, si nos ponemos pretenciosos, a empaparnos de Firenze o, peor, a penetrar en su vida interior como si no fuéramos turistas sino viajeros. En realidad, el propósito inicial de uno era encontrar la piazza de la película A room with a view en la que tiene lugar la sangrienta pelea que provoca el desmayo de la protagonista y que uno había buscado infructuosamente por las cercanías del Duomo los días anteriores. Al no proveernos de una Guía, algo que incluso Goethe había hecho en su momento y que todo turista y/o viajero acostumbra a hacer alguna que otra vez, nuestras búsquedas habían sido en vano.

Pasamos primero por la Galleria della Accademia donde tenemos cita al día siguiente con el David de Miguel Ángel. En la estrecha calle donde está situada la entrada de la Academia una larga cola de turistas espera y da la vuelta a la manzana. Tras cerciorarnos de que, efectivamente, la posesión del tiquet adquirido online permitirá evitar la larga y calurosa espera y sustituirla por otra más breve aunque igualmente apretada y agobiante mañana, caminamos por los alrededores y, antes de comprar la Guía como habíamos decidido al salir del apartamento, descubrimos casualmente la piazza buscada: uno de esos extraños golpes de suerte que no nos suelen acompañar cuando estás en el extranjero.

La Piazza della Santissima Annunziata es una plaza hermosa que no está demasiado frecuentada esta mañana. Nos sentamos en las escaleras de uno de los lados y obervamos la fachada del orfanato u hospicio que ocupa totalmente el otro y tratamos de reconstruir como podemos la escena de la película: nuestras memorias no guardan una imagen que se corresponda exactamente con lo que estamos viendo. La basílica que da nombre a la plaza está cerrada pero aunque no lo estuviera probablemente no la visitaríamos. Embelesados, con un helado para combatir el calor y la recreación de la atmósfera de la Florencia recreada cinematográficamente en nuestra mente por James Ivory, tenemos suficiente.