5 de octubre de 2014

Crónica de la Nueva Edad (05/10/2014)


Mi amigo A. me escribe. Es, ante todo, una persona prudente, reflexiva y crítica que durante años se ha alineado con el nacionalismo moderado y que ahora está espantado ante los tics totalitarios del secesionismo. Ya me ha dicho en más de una ocasión que contemporizo demasiado con el movimiento y soy severo con el estado español, lo cual anoto en el "debe" de estas páginas, como aquellos que insisten en que uno dedica más espacio a la crítica del "proceso" que a la de sus oponentes españolistas. Según el momento y el fragmento escogido supongo que a todos les asiste su parte de razón. Como disculpa uno sólo puede aducir que la equidistancia es un empeño, un trabajo interminable, como diría Freud del análisis, y que pocas veces logra, en la sincronía, mantener el equilibrio. Quizás en la diacronía se acerque un poco más a lo que se postula como ideal regulativo: es el consuelo que a uno le queda. A ver...

Señala A., respecto a las observaciones vertidas aquí acerca de la celeridad del Tribunal Constitucional en admitir a trámite el recurso del gobierno español:

"Sobre la actuación del TC:

Es que quizá hay motivo para el toque de rebato, ya nadie debería ignorarlo. Pienso que lo único que ha hecho el TC es aceptar la impugnación, sin entrar en el fondo de la cuestión. Y eso no exige más que una rápida reunión. No veo que no sea estético. No veo que no sea ético, querido amigo, aunque me interesan siempre tus reflexiones. Solo ha verificado que la impugnación no tiene defectos formales y por tanto se ha admitido. Se ha hecho con unanimidad y rapidez, cosa que no veo criticable.  No se trata de ninguna sentencia que exija grandes deliberaciones y difíciles equilibrios.  ¿De que se quejan ahora Mas y Cía.? ¿Que habrían dicho si se hubieran tomado su tiempo como estrategia? Pienso que no todo es siempre tacticismo y afán de fastidiar. Seré algo lerdo pero me gusta poder pensar que a veces también se "hacen las cosas bien", simplemente se hace lo que hay que hacer. Desde Madrid se mete a veces la pata, y no lucen por su capacidad de maniobrar políticamente, pero el soberanismo catalán se autoglorifica y justifica cada día, sin atender a ninguna otra razón que las que se ha dado a si mismo. "Ni un pas enrera" han dicho. Están juramentados, es como un pacto de sangre y silencio. La omertà. Todo ello me resulta odioso y "casposo" pero en Cataluña... Y mientras en Barcelona no den "un pas enrerra" en Madrid tendrán muchas razones para no dar un paso "endavant". ¿O habrá que pensar que el "fer les coses be" es cosa solo de Mas y su troupe, solo porque presumen cada día retóricamente de ello? No hay objetivamente motivo potente de sospecha en el hecho que el Consejo de Estado y el TC hayan actuado con celeridad y contundencia. Es lo que cabía esperar y ello refuerza la razón que asiste al Estado. Somos últimamente muy benevolentes y se otorga presunción de verdad (efectos de la propaganda de TV3!) con un proyecto que lleva a la ruptura y en cambio sólo se ve miseria y "caspa" en lo que se intenta, legítimamente aunque quizá torpemente, para evitarla. Se cede a la moda de criticar el inmovilismo. Uno entiende las razones para ello pero uno desearía también que la gente ilustrada y con alguna audiencia hiciera siempre frente al mesianismo pretencioso y a las múltiples falacias conceptuales del soberanismo.

A veces me pregunto si queda ya alguien en ese planeta político capaz de comprender, admitir y tener en cuenta las razones del oponente. Sin hablar del planeta como tal en su globalidad, que sería extrapolar en exceso... El famoso diálogo es ya poco más que una palabra útil y en cambio proliferan horribles guerras parciales que van configurando una auténtica y espantosa posible guerra global. Me siento pesimista y quisiera evitarlo.  Proliferan nacionalismos, localismos, fanatismos diversos. Solo faltaba ahora nuestra guerra particular con "lo nuestro" para contribuir a la paz..., a base de instaurar la desconfianza y hacer muy difícil la convivencia en Cataluña y en España. En mi querida Cataluña y en mi querida España. Si, querida. aunque casposa y todo eso que tanto se denuncia!

No habría que dar tanta pólvora gratis al soberanismo. No excluyo que a la larga acabemos admitiendo que el criticado inmovilismo de Rajoy ha sido la única postura inteligente posible frente a un señor que entiende el diálogo como el "si o si" sobre un tema (la independencia) en el cual ningún gobernante español responsable puede negociar.

Todo el mundo tiene sus fobias, yo también. Procuro que no se multipliquen y no ceder en exceso a la misantropía. Pero me resulta difícil y por mi parte el Sr.Mas sigue en mi jardín particular de fobias, por más que su pose, su elegancia y dignidad impostadas den el pego. Sus razonamientos cuando defiende el "procés" están llenos de ambigüedades, falacias y simplificaciones abusivas expresadas, eso si, con gran aplomo y con metáforas marineras. Ya no se mueve con la chulería de hace unos años pero sus andares y sus gestos me recuerdan a Mr. Mitterrand cuando se creía poco menos que Emperador de los franceses.

Me he extendido demasiado, querido amigo. Acabo aquí, con un cordial abrazo."

Y, ahora, a darle vueltas a sus palabras. No me gustaría que la equidistancia acabara ocultando una actitud cobarde frente al mesianismo. Gracias.