26 de noviembre de 2014

Crónica de la Nueva Edad (26/11/2014)


Hace unos días Clàudia fue a cenar a casa de una amiga. El padre de ésta, Catedrático de Universidad de los "nuestros", es decir, con pocas publicaciones (prácticamente ninguna en revistas internacionales de calidad), escasas aportaciones científicas en el ámbito de las Humanidades y plaza conseguida "a dedo" sin competencia (uno se documentó en su tiempo, años ha), le preguntó si había votado en el remedo de consulta del 9N. Fue, probablemente, chafardería más que otra cosa pero provocó un debate sobre la secesión que a Clàudia le pareció frustrante por la debilidad argumentativa exhibida, la asunción acrítica de tópicos y la imposibilidad de llegar a conclusiones y acuerdos que no fueran la adhesión incondicional a la causa secesionista, algo que todavía no tiene del todo claro. El Catedrático en cuestión, votante de izquierda y "comprometido", que posee varios inmuebles en barcelona y casas en Catalunya y goza de una posición económica muy desahogada, afirmó como principal razón de su secesionismo actual que "els catalans no ens hi trobem bé a Espanya" ("los catalanes no nos sentimos bien - o a gusto - en España"). A Clàudia le sorprendió el uso de esta expresión, oída repetidamente en los medios de comunicación nacionales - es casi un trending topic - en una persona que suponía (¡ingenua!) dotada de un cierto acervo cultural y alguna (poca o mucha) autonomía de juicio. Pero todavía se asombró más ante la repetida insistencia en el uso del plural ("els catalans volem, els catalans som", etc.) y la negativa a poner entre paréntesis que el hecho de que participaran en la votación 2,3 millones de residentes en Catalunya no es, mal que pese, la mayoría absoluta de "los catalanes": ante sus objeciones, hubo incluso un conato de enfado e incluso el reproche de "Però tu ets fatxa? Ets espanyolista?" al que respondió con una sonora carcajada que, afortunadamente, concluyó la polémica.

Valga como anécdota elevada a categoría de ejemplo de que cada día es más difícil hallar vías de diálogo con los secesionistas. Supongo que la actitud del gobierno español no ayuda y exacerba la poca disposición a llegar a acuerdos que el discurso nacionalista, fundamentado sobre el entusiasmo y la ilusión, no sobre la racionalidad, tiende a mostrar siempre en todo lugar. El problema es que, si hubo alguna vez espacio público donde dirimir el conflicto, hoy día ha desaparecido casi por completo y esta aniquilación ha llegado, también, al ámbito privado. Uno tiene la impresión de que, más pronto que tarde, sólo se podrá ser patriota o españolista-facha: no está el horno para matices en estos tiempos "históricos".

P.S: Entre otras perlas brindadas por el ilustre Catedrático, sus encendidos elogios a la astucia del president Mas que "ha enganyat els espanyols" y que "ens portarà a la independència" tienen su qué si uno piensa que hace unos quince años calificaba al mismo Mas y a sus compañeros de CiU de "panda de botiflers"...