10 de febrero de 2016

De las "Memorias" de Gorbachov y la "Super Bowl"


Esta Navidad uno ocupó buena parte de su tiempo libre en la lectura de las voluminosas Memorias de Mijail Gorbachov: fue una forma de acercarse al hundimiento de la URSS desde esa perspectiva microhistórica que, aunque no deba suplir la interpretación académica fundamentada en los datos, ni mucho menos la "mejore", a menudo parece ayudar a la formación autónoma de nuestro juicio sobre lo acontecido. Sin embargo, y pese a la importancia del fenómeno, hasta este año no hubo forma de superar la ambivalencia que desde sus inicios me ha producido la figura del último secretario del PCUS: un político razonable y honesto que intentó reformar el sistema soviético desde su interior pero cuyos errores de cálculo provocaron un descalabro en su país y una alteración geopolítica tan radical y de tan largo alcance que quizás no se pueda evitar preguntarse si la violencia de estas transformaciones no hubieran podido atenuarse con más inteligencia política.

Entre los aspectos más destacables que uno retuvo para la evaluación de las causas de la implosión soviética:

- pese a sus intentos por presentar las negociaciones con los Estados Unidos para la reducción del arsenal nuclear como un toma y daca en el que las dos partes partían de una buena voluntad común y cedían en vistas a llegar a un acuerdo, resulta difícil no coincidir con el famoso mariscal Ajroméiev en que la URSS no sólo llevó el peso de las concesiones sino que desmanteló buena parte de su ventaja táctica a cambio de nada debilitando su posición innecesariamente desde la lógica de la guerra fría que no desde la de la mayoría de los ciudadanos como mínimo europeos;

- la opción por el desarme no habría sido sólo un reflejo de un "nuevo pensamiento" sino una necesidad: el estado de la economía soviética era catastrófico debido no sólo al sistema administrativo de mando, a la planificación burocrática estatal sino, sobre todo, al descomunal esfuerzo de la industria de guerra que sólo habría podido sostenerse con una política imperialista de saqueo y expolio de materias primas y productos manufacturados de los países de su órbita como la que realizaba Estados Unidos;

- Gorbachov dejó de ser marxista-leninista y más tarde marxista mucho antes de acceder al cargo de secretario general del PCUS. El testimonio del que sería uno de los líderes de la "primavera de Praga", Zdenek Mlynar, con el que trabó amistad a comienzos de los cincuenta en Moscú, es claro: era crítico con el estalinismo incluso antes de la muerte de Stalin. Parece que su evolución hacia un socialismo "con rostro humano", como el que su amigo preconizaría junto a Dubcek en Checoslovaquia, podría localizarse a mediados de los sesenta. En la década de los setenta se le puede apreciar próximo a la socialdemocracia. Así pues, su política de reformas es probable que no fuera meramente coyuntural sino animada por un empeño radicalmente liquidador del sistema socialista;

- Yeltsin, efectivamente y también desde un punto de vista microhistórico, fue un personaje abyecto incluso para el propio Gorbachov aunque se esfuerce, con éxito, en presentar un juicio sensato y equilibrado sobre él;

- el fallido intento de golpe de estado fue el acta de defunción de un régimen que se había descompuesto, de facto, tras la caída del muro de Berlin.

Habría más que decir sobre el personaje Gorbachov tal y como se autoconstruye en su persuasiva narración pero hay algo que debe ser tomado en consideración: pese al odio que generó, nunca sufrió ningún intento serio de asesinato y eso, en un personaje histórico de su relevancia, dice mucho acerca del respeto que podría o debería merecer.

Y escrito esto, también hay que dejar constancia de que este domingo por la noche vi por primera vez con Marc la Super Bowl. Ya es lo suficientemente mayor como para poder trasnochar viendo el partido. A las tres y media, cuando todavía quedaba el último cuarto por disputarse, cerramos el ordenador con la impresión de que los Broncos acabarían ganando (la mía) o de que los Panthers remontarían (la de Marc). Lo anoto a título testamentario.

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