11 de mayo de 2016

Ética y política: a propósito de "La tiranía de los modos de vida" (y III)


El problema surge cuando, una vez realizado el diagnóstico, Hunyadi esboza su remedio. La alternativa que escoge para tratar de solventar esta dilemática entre la hipermoralización compartimentada de la práctica social y la des-moralización de los modos de vida es el recurso a "la" política mediante la constitución de parlamentos virtuales que aprovechen las infraestructuras creadas por y para las redes sociales y en los que debería procederse al debate colectivo acerca de los modos de vida que se están imponiendo y, especialmente, en torno al trabajo: la conversión, en fin, de la ética en política.

El problema va más allá de la viabilidad empírica de su propuesta. Utilizar las redes sociales como "parlamentos virtuales" puede ser una idea original pero cabe dudar de su efectividad: no se acaba de ver que la posibilidad inscrita en principio en el uso de las redes acabe generando algo más que ruido como siempre que la democracia directa es pensada como "esencia" mientras que la representativa es el "accidente" del que hay que prescindir. Las redes sociales reproducen un esquema parecido al de la interacción social: hay personas muy participativas mientras que otros son participantes esporádicos y otros más abstencionistas, por incapacidad (enfermedad, limitación psicofísica...) o decisión (parece que la diversión y el entretenimiento pueden ser preferidos por algunos a un congreso virtual para debatir la robotización, como actividad de tarde o de fin de semana...) Mas, con todo, uno diría que donde más chirría su interesante apuesta es en la supeditación de lo individual a lo colectivo, de lo ético a lo político, como estrategia para salir del atolladero. Hunyadi renuncia a una Gran Ética que procediera del ámbito moral, debido a las limitaciones constatadas históricamente de los supuestos universalismos formulados, para hallarla en la Política: en una institución común que tome sobre sí las consecuencias de esas acciones individuales de las que se ocupan las Pequeñas Éticas, las sitúe en contexto y reflexione sobre sus consecuencias. A lo que, al modesto entender de quien escribe, no responde Hundayi es si la alternativa a la Gran Ética no acaba siendo, en realidad, únicamente la Política, la Gran Política y si ese es el caso, como lo parece, en dónde radica la mejora.

Pues si la mayor objeción contra la Gran Ética es el universalismo la que puede oponerse contra la Política es el cálculo como método para la evaluación de los actos relacionados con la consecución de un "bien común" que supone, de nuevo, un universalismo aunque sea menos explícito, latente. La determinación del "bien común" requiere la formulación de un ideal utópico ("contrafáctico", prefiere comprenderlo Hundayi con sentido y prudencia) que no puede ser sino universal. Y es entonces cuando de nuevo nos las hemos de ver con la tentación totalitaria de una manera mucho más aguda que con el universalismo ético pues este puede prescindir del cálculo: una vez determinado el "bien común" ¿cómo evitar la necesidad de sacrificar las preferencias subjetivas en beneficio de ese objetivo más general? La Política, en su configuración histórica desde Maquiavelo, parece no poder dejar de atender al cálculo: debe obrar en función de "intereses generales", pensar en la subsidiariedad de los medios respecto a los fines y en la colectividad antes que en el individuo. Bien sea como realismo que cede ante el principio de "lo posible" bien como idealismo que no claudica ante los estados de cosas dados en su búsqueda de la sociedad justa, debe atropellar las exigencias éticas que se fundamenten en el sujeto: debe ir, forzosamente, más allá de ellas.

Dicho toscamente. El siglo XX fue el siglo de la supeditación de la Ética a la Política en nombre del la utopía social. Evitar la paradoja de la hipermoralización vacía moralmente mediante la capitulación de la Ética ante la Política ¿es realmente una salida a tenor de nuestras experiencias con las utopías sociales del pasado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario