14 de junio de 2016

Nuevas educaciones, progresismos y etnocentrismos

Los neorromańticos partidarios de las distintas "nuevas educaciones" acostumbran a ser multiculturalistas y relativistas. Políticamente, la mayoría de ellos se consideran progresistas y les suelen molestar las manifestaciones que consideran "etnocéntricas". No les falta razón en su actitud pero muchos lo son tanto como aquellos a los que critican. El otro día uno tuvo una muestra. Hablaba con un ferviente adicto a la retórica de la innovación educativa, y no menos ferviente seguidor de las tesis del heterogénero espacio CUP-Podemos, a propósito del modelo finlandés como referencia de la futura "nueva Catalunya". Cuando se me ocurrió señalar los resultados de Corea del Sur, comparables a los de Finlandia, y el interés que podrían tener los gestores educativos del futuro estado catalán en adaptar algunas de sus estrategias educativas, la respuesta fue concluyentemente etnocéntrica: "Los asiáticos trabajan demasiado, no saben vivir. Su modelo no nos sirve". Así, como suena...

No le recomendé este artículo porque de poco hubiera servido

"El estudio Alcanzándolo: Aprender de los mejores sistemas educativas en Asia oriental, del Instituto Grattan, se refiere a los altos niveles de equidad –en PISA 2009, la diferencia entre el 10% de los peores y el 10% de los mejores de Corea del Sur fue de 200 puntos respecto a los 241 de media de la UE–; a la alta participación –hace 30 años solo el 40% de los jóvenes surcoreanos (25-34 años) terminaba la secundaria, ahora lo hace el 98%, diez puntos por encima de la media de la OCDE–; y, a la eficiencia –Corea del Sur gasta menos por estudiante que otros sistemas educativos– (...)

El compañero de detrás le choca los cinco. Hay 30 pupitres, colocados en tres filas de dos. Me siento en uno, en última fila. Son 28 estudiantes. Este es uno de los elementos característicos de la enseñanza de Corea del Sur: una de las mayores ratios alumno-docente (30:1, respecto a la de 17:1 de media de la OCDE). Algunos estudios como el de McKinsey de 2010 sugieren que esto le permite a los surcoreanos emplear más fondos en otros aspectos educativos como el salario docente. La OCDE, en repetidas ocasiones, también ha manifestado su predilección por esta distribución de recursos, en clases mayores y profesores mejor atendidos.

Un par de clases más, mismo procedimiento. Tienen botellas de agua en todas sus mesas y el libro de texto –de papel–."

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